Conseguir ganarse la vida hoy en día con lo que realmente te fascina y te motiva se ha convertido en un auténtico privilegio. No es nada nuevo lo que digo, lo sé… Y no voy a entrar en ese debate tan desgastado y manido sobre la crisis y la situación que vivimos, porque entraría en un bucle infinito que no lleva a ninguna parte. La situación es por todos conocida y no tengo solución alguna en mente. En tal caso ya me habría planteado un cambio de profesión.
Definir tu marca personal: un proceso muy personal
Lo que sí quiero comentar es lo difícil que se hace a veces participar de esa carrera de fondo que es buscar “tu hueco” entre miles de candidatos tan válidos, o más, que tú: preparados, entusiastas, con verdadera pasión por su trabajo – en mi caso la comunicación y el diseño gráfico – y con unas ganas de comerse el mundo que se les disparan por las puntas de los dedos, al igual que a ti.
Y ahí estás tú. Eres un número en las estadísticas que mensualmente se publican para dar a conocer las cifras del paro. En eso te conviertes: pasas a formar parte de un porcentaje que aparece de forma periódica en todos los titulares de prensa, radio y televisión. Pero te niegas a que te reduzcan a eso. Tú y todas las personas que viven “tu realidad”.
Por eso llega un día en que te levantas y decides sacar tu cabeza por encima la multitud, y saltas, y te agitas, y gritas: ¡aquí estoy Yo!!! Y ese mismo día, en algún lugar se fijan en el “loco” que da botes entre la masa, uno más del porcentaje, y deciden apostar por Él. ¡Ha valido de algo la lucha, la formación, la espera y (en momentos) la desesperación! Realmente ha servido el diferenciarte del resto y pasar de ser una cifra a ser Tú. Con mayúscula. Con nombre y apellidos, con una historia personal y una trayectoria profesional a tu espalda. Y con mucho camino por recorrer. Porque cuando tienes tan claro que a lo que quieres dedicarte, es realmente tu pasión, al final todo acaba encajando. Y el camino a recorrer no te da miedo. Porque ya has recorrido otro mucho peor: el que te ha traído hasta aquí.
Y ahora yo estoy en ese punto: después del proceso vivido durante un largo espacio de tiempo, alguien se ha fijado en mí y ha apostado por el “19 rojo” . Y no voy a dejar que la banca se lleve su dinero. Porque el “19 rojo” soy Yo. Con mayúscula.